El la cobijaba con su cuerpo, como una cáscara a su nuez. Así dormían, a salvo de todo. Se entrelazaban suavemente como sumergidos en líquido amniótico. Despertaron a la vez. Sus ojos se encontraron y sus bocas fueron a beberse el alma del otro. Sin remedio, a fuerza de latidos y piel, sucumbieron a ese instante de eternidad, en que la habitación y todo lo demás, desaparece.
Muy bonito, Inma.
ResponderEliminarMuchas gracias, Nacho!
Eliminar"Eternidad" fué seleccionado en el I Concurso de Microrrelatos románticos de Diversidad Literaria y forma parte de la Antología "Porciones del Alma".
ResponderEliminar2013.