Oda a La Primavera. Canción a mi madre.

¡Ay, qué bonito está
el Campo,
madre!
¡Qué brillante
su verdor!
¡Qué bonitas flores
amarillas,
lucen sus coronas
al Sol!
¡Qué bonito es Mayo,
madre!,
¡Que esplendor!
Melodiosos
coloquios
de pájaros
y sus vuelos
cruzan
el aire azul,
de tanto Amor.
El aroma
a hierba
y Tierra,
a pinar embravecido
¡y a las Lilas!,
que han vencido
al acero,
al invierno
al hormigón.
¡Y he visto los almendros
madre,
los almendros en flor!
¡Qué alegría
de los perros
escondidos
entre flores!
Los conejos y las liebres
salen a saludar
al Sol.
Los caballos y las vacas
pacen tranquilos
en el prado.
Las montañas orgullosas
siguen blancas,
nacaradas,
como tus sienes,
madre.
Y riachuelos inesperados
corren verdes
y plateados
canturreando
alegremente,
el Milagro
sorprendente,
de ver el mismo árbol
cambiar tan de repente,
y ser en un instante
él mismo,
y al poco,
parecer tan diferente.
No me da tiempo
ni me alcanzan las palabras,
madre,
para cantarte
la Belleza
que en mi corazón
anida,
ni para decirte lo que te quiero,
madre.
¡Madre generosa
que me has dado
la Vida,
tan Hermosa
como la Primavera misma ¡
Vivo al calor
de tu Corazón
Inmenso.
Gracias, madre,
¡por Todo!,
por tu Amor
Incomparable,
por tu Amor
Excelso.

Querido Hombre

Respétame por que soy Única,
Alábame por mis Dones,
Escúchame como escuchas a los Hombres,
como yo escucho a los niños, a las mujeres
y a mis Mayores.
Enséñame cuando sea Justo.
Aprende de mi en toda Ocasión.
Perdóname todo aquello
que te perdonarías a ti,
Yo, ya te perdoné
hasta más allá
del límite
de mi Corazón.
Si así lo haces,
Querido Hombre,
aprenderás a Amarme,
y con ello,
aprenderás a Amar.
¡Aprende a Amar
con la misma Intensidad!
con la que yo Amo,
a la Vida,
a la Tierra,
a la Humanidad!!,
 Y camina a mi Lado
de la Mano,
por la Senda de la Felicidad.
Porque no habrá Nada,
Querido Hombre,
que Juntos,
no podamos
alcanzar.