miércoles, 18 de febrero de 2015

Siempre la misma canción


Es fácil echarme a mi la culpa. A mi poderoso influjo:
Ella creyó en él. Todos lo hicieron.
“Mi voz, mis ojos, mi boca, mis manos, son para amarte mejor”; le juró.
“Es un buen hombre”, se dijo, loca de amor.
El mismo hombre, que tras la boda, le destrozó el corazón, le desgarró las entrañas y las esperanzas, devoró su carne y su cuenta corriente y la dejó desangrarse en mitad de la hipoteca.
Es fácil echarme a mi la culpa. Pero yo sólo pongo luz a lo que los lobos van a hacer de todos modos.
La Luna

No hay comentarios:

Publicar un comentario